Cuidados antiedad para pieles sensibles: modo de empleo
Una ráfaga de viento, un rayo de sol o una emoción... Mientras otras pieles «llevan una vida normal», la piel sensible se enrojece por cualquier cosa. Su fragilidad hace que las agresiones cotidianas la debiliten. A menudo es intolerante a los cuidados antiarrugas clásicos, por lo que tiene menos armas para resistir el paso del tiempo. Además, esta sujeta a un enrojecimiento persistente que altera su uniformidad. ¿Pero es realmente necesario resignarse a sufrir el acoso del tiempo sin reaccionar? Existen cuidados específicos desarrollados para responder a las necesidades antiedad de las pieles sensibles; y no son menos eficaces.