¿QUÉ ES LA MICROBIOTA?
El conjunto de microorganismos que residen en el cuerpo se llama microbiota y está conformado por bacterias, virus, arqueas, hongos y protistas. A veces se confunde con el término microbioma, que es mucho más amplio y se refiere al ecosistema microbiano, incluidos sus genes y metabolitos, así como a las condiciones ambientales circundantes. El microbioma se encuentra en el tracto gastrointestinal, genitourinario, respiratorio, en la cavidad oral y nasofaríngea, y en la piel.
En 2008 comenzó un ambicioso proyecto de investigación internacional para caracterizar el microbioma humano. Se conoce como Proyecto del Microbioma Humano y consiste en averiguar qué microorganismos, con nombre y apellidos, habitan las diferentes partes del cuerpo, tanto en estados de salud como en estados patológicos. Para identificar a los microorganismos se emplean técnicas de secuenciación genética de alto rendimiento, que es como tomar las huellas dactilares de cada uno de estos microscópicos habitantes del cuerpo.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE PARA LA SALUD?
Cada persona tiene un microbioma único. Así que, aunque se puede trazar un mapa general del microbioma humano, la realidad es que hay diferencias sutiles pero importantes entre individuos y también entre las diferentes partes del cuerpo. No hay dos personas con un microbioma idéntico.
Se estima que hay más de 10.000 especies microbianas habitando el cuerpo. Hay unos pocos tipos de bacterias que son muy abundantes y frecuentes, el resto del microbioma está compuesto por una comunidad microbiana muy diversa. El microbioma de cada parte del cuerpo también es diferente. La diversidad microbiana del tracto intestinal y de la boca es muy amplia, la de la vagina contiene muchos microorganismos, pero de pocos tipos, y la piel tiene una diversidad microbiana promedio.
FACTORES QUE INFLUYEN EN LA COMPOSICIÓN DE LA MICROBIOTA
El microbioma se conforma en las primeras etapas de la vida. Los primeros microorganismos que entran a conformar el microbioma se heredan de la madre. Una parte pequeña se adquiere a lo largo de la gestación, y la mayor parte se conforma durante el parto. Se ha demostrado que el microbioma intestinal de los bebés nacidos por cesárea se parece más al de la piel de la madre. Por el contrario, el microbioma de los niños nacidos por parto vaginal es similar al de los genitales maternos, donde predominan las baterías de tipo Lactobacillus.
La edad gestacional también influye: se han observado diferencias significativas entre los niños prematuros y los que nacen después de 37 semanas de gestación. El tipo de alimentación del bebé también importa: los que se alimentan con leche materna tienen una microbiota rica en Bifidobacterium y Lactobacillus, mientras que los que toman leche de fórmula tienen una comunidad bacteriana más diversa. Alrededor del 30 % de las bacterias intestinales del bebé provienen de la leche materna y otro 10 % de la piel de la madre.
Antes se pensaba que el microbioma de la piel estaba formado exclusivamente por Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus aureus. Sin embargo, ahora se sabe que estas bacterias representan solo el 5 % del microbioma de la piel y que coexisten con otros muchos microorganismos. Las pieles grasas se caracterizan por una mayor riqueza de especies bacterianas, en las que destacan Staphylococcus y Propionibacterium; mientras que las pieles secas son menos ricas en bacterias, despuntando Proteobacterium y Flavobacterium.
Aunque el nacimiento y los primeros días de vida determinan el microbioma de cada persona, y por ende el tipo de piel, hay otros factores que pueden modificarlo a lo largo del tiempo. Convivir con mascotas o estar en contacto con la naturaleza impacta en el microbioma. La contaminación, los cambios bruscos de temperatura, la humedad, el estrés o los cambios en la alimentación, también pueden alterarlo. De hecho, algunas enfermedades se manifiestan con cambios en el microbioma. De las más de 10.000 especies microbianas que hay en el cuerpo, menos del 1 % pueden proliferar o mermar significativamente, actuando como patógenos potenciales. Este fenómeno se conoce como disbiosis. El estudio de la disbiosis intestinal está sirviendo como herramienta diagnóstica, también para fijar posibles dianas terapéuticas y para entender por qué algunos tratamientos tradicionales siguen resultando tan efectivos.
BENEFICIOS DE LOS TRATAMIENTOS TERMALES PARA LA MICROBIOTA
La eficacia de los tratamientos termales se conoce desde mucho antes de que se comprendiera el microbioma, pero este conocimiento ha permitido entender por qué funcionan y por qué las personas mejoran. La primera estación termal de Europa dedicada en exclusiva a tratar patologías de la piel es el Centro Termal de La Roche Posay, que fue reconocido por primera vez por su utilidad pública en 1869. Cada año recibe más de 8.000 pacientes, representando más de la mitad de los tratamientos termales dermatológicos del sistema sanitario francés. Los productos de La Roche Posay se formulan con su agua termal por esa razón, porque los estudios científicos han mostrado que su composición, rica en estroncio y, sobre todo, en selenio, actúa como un prebiótico capaz de reestablecer el microbioma de la piel.