Causas del fotoenvejecimiento de la piel
El conjunto de radiaciones capaces de provocar fotoenvejecimiento comprende la radiación ultravioleta, la luz visible y la radiación infrarroja:
La radiación ultravioleta (UV)
A pesar de que conforma únicamente el 5% de la radiación que llega a la piel, es la principal causante del fotoenvejecimiento por el sol. Está integrada por los rayos UVA, UVB y UVC, clasificación que depende de su longitud de onda que puede ser larga, media o corta. Puesto que la radiación UVC es totalmente absorbida por la capa de ozono, únicamente los rayos UVA y UVB tienen capacidad de producir daños en la piel.
Los rayos UVA afectan no sólo a la epidermis sino a la dermis, extendiendo su daño sobre el colágeno y la elastina, que son los encargados de dotar a la piel de firmeza y elasticidad.
Por su parte, los rayos UVB únicamente tienen efectos en la epidermis dañando su ADN y causando otras alteraciones en el ADN de esta capa.
Aunque la intensidad de los rayos UVA es menor que la de los rayos UVB, los primeros conforman en torno al 95% del total de la radiación ultravioleta.
La radiación visible (VIS)
Es el tipo de radiación que el ojo puede ver e incluye también la luz azul procedente de las pantallas de los dispositivos electrónicos. Constituye el 39% de la radiación que recibimos del sol y debilita la barrera protectora de la piel provocando fotoenvejecimiento.
La radiación infrarroja (IR)
Esta radiación, que es la que ejerce una acción más profunda, supone el 56% de la radiación del sol y penetra no solo en la dermis sino en la hipodermis. Produce un incremento de temperatura que puede alcanzar los 42ºC. Este aumento puede dañar las células y desencadenar un aumento de los radicales libres. De esta forma el colágeno se degrada, la piel pierde firmeza y elasticidad volviéndose más flácida y con arrugas.
Signos del fotoenvejecimiento cutáneo
Los principales signos del fotoenvejecimiento se pueden observar en las áreas del cuerpo habitualmente más expuestas a la radiación del sol como cara, cuello, escote, antebrazos y dorso de las manos. Entre sus efectos visibles sobre la piel podemos encontrar:
● Sequedad de la piel o xerosis.
● Falta de elasticidad de la piel.
● Arrugas en el contorno de los ojos y alrededor de los labios, cuyo número aumenta progresivamente y que se van haciendo más profundas con el transcurso del tiempo.
● Arañas vasculares o telangiectasias que se aprecian generalmente en la zona de la nariz, mejillas y cuello.
● Pigmentación irregular. Los léntigos solares o manchas de la edad cuyo tamaño puede llegar hasta los 15mm, pecas y desigual color de la piel.
● Melasma facial, una clase de hiperpigmentación que es bastante frecuente en las mujeres, en especial durante y después del embarazo. Es visible fundamentalmente en la frente y en las mejillas.
● Queratosis actínica, es decir, aparición de manchas ásperas, escamosas y de color rojizo que pueden ser precancerosas.
¿Cómo prevenir el fotoenvejecimiento de la piel?
La mejor forma de evitar fotoenvejecimiento cutáneo es la prevención. Para ello es muy importante:
Protegerse del sol durante todo el año
Hay que fotoproteger la piel con independencia de la estación y con especial cuidado en las zonas del cuerpo más expuestas al sol. Si se toma el sol deben evitarse las horas centrales del día ya que durante el período que abarca de las 12h a las 16h la incidencia de los rayos UV es mayor.
Protector solar: el mejor aliado para evitar el fotoenvejecimiento
Las probabilidades de sufrir las consecuencias del fotoenvejecimiento aumentan después de los 30 años y se relacionan con el fototipo de la piel (que varía en función de su tono). La escala de Fitzpatrick establece seis fototipos que recorren un rango que va desde el fototipo I, caracterizado por una piel muy pálida que se quema fácilmente y nunca se broncea, hasta el fototipo VI, integrado por las personas de piel más oscura. Las personas con fototipos I y II son más propensas al fotoenvejecimiento.
Es recomendable la incorporación de protectores solares en el ritual de belleza para el cuidado de la piel y el empleo de productos específicamente diseñados y adecuadamente testados. De esta forma se garantiza que el producto sea dermatológicamente eficaz para cada tipo de dermis. Los productos de la gama Anthelios de La Roche-Posay ofrecen una protección solar de amplio espectro y han sido formulados y testados para pieles sensibles.
Si tienes la piel sensible, Anthelios UVMune 400 Fluido Invisible SPF +50 sin perfume de La Roche-Posay es un fotoprotector indicado para uso diario. Contiene tecnología Mexoryl 400 que protege contra los rayos UVA ultralargos y glicerina para hidratar la piel. Además, la tecnología NETLOCK de microcristales gelificados crea una malla que consigue un efecto segunda piel. Su eficacia ha sido testada revelándose efectivo en pieles de cualquier fototipo.
Sin embargo, si tienes la piel grasa, Anthelios UVmune 400 Oil Control es la opción más recomendable. Es un protector solar de amplio espectro que brinda protección contra los rayos UVA, UVB e infrarrojos A y tiene un efecto matificante durante 12 horas**. Su fórmula exclusiva contiene el filtro patentado Mexoryl 400: el filtro UV más eficaz contra los rayos UVA ultra-largos: los más penetrantes, imperceptibles en corto plazo, abundantes y durante todo el año. Para protegerte de los rayos más dañinos.
Además, este protector solar contiene la tecnologia AIRLICIUM, con micropartículas matificantes que ayudan a absorber el exceso de sebo, lo que lo hace ideal para personas con piel grasa o propensa al acné. Su textura ligera, de fluido invisible, permite una fácil aplicación y una sensación cómoda en la piel. Formulado para limitar el picor en los ojos. Resistente al agua, sudor y arena.
